Creando nuevas estrategias contra la ansiedad

Los trastornos de alimentación son frecuentes entre la población. El factor común es un trasfondo de ansiedad en la persona que resuelve a través de una dependencia patológica con la comida. El psicoterapeuta acompaña y enseña estrategias para llegar a establecer otra relación más satisfactoria.

Los problemas alimenticios pueden darse en cualquier edad y en cualquier sexo. Son la manifestación de conflictos difíciles de manejar por la persona por su complejidad. Existen diversas formas de expresar los trastornos de la alimentación:

• La restricción de las ingestiones
• La comida compulsiva
• El vómito provocado
• El excesivo interés en lo saludable de lo ingerido
• Etc.

Las restricciones con la comida o anorexia son una posibilidad de tener control en una realidad vivida desbordante, controlar la comida aporta sensaciones de poder a la persona. La bulimia esconde con frecuencia necesidades inconscientes y la comida es un intento de llenar los vacíos afectivos; para compensar los excesos algunas personas recurren al vómito, creándose un círculo vicioso. La obsesión por la composición de los alimentos y la exclusión de todos aquellos considerados como nocivos en ocasiones derivan en trastornos como la vigorexia.

La ansiedad y la autoagresión son los denominadores comunes a todos los trastornos alimenticios, aunque sus manifestaciones sean tan variadas. La cronificación de la patología es el riesgo más indeseable y, desgraciadamente, frecuente. La dependencia con la comida o con sus efectos es difícil de romper. La relación con el terapeuta, al posibilitar un vínculo seguro en el paciente, permite comprender y acoger el problema y construir una actitud diferente hacia la alimentación.